De su cintura
Cuando despertó lo primero que hizo, fue voltear a verlo,
pensar que harían en la tarde.
No le gustaba ver su reloj ni la pantalla del móvil, que
aunque no estaba a la mano, no haría ni el mínimo esfuerzo por alcanzarlo.
--¿Has sentido miedo por lo qué un texto de menos de 10
palabras dice?--
No lo despertó, sólo pasó la mano por su cintura para
acercarle más, como cuando se juega a
brincar de la banqueta a la pared. Como cuando un niño se aferra de un tubo del
pasamanos para no caerse.
Otra hora más, le vió de nuevo y lo besó, como para
despertarlo.
Fernando le pidió a David que durmiera “otro ratito”, Pero
David, sólo volteó a la pared para buscar un reloj, aunque sabía que no existía
en aquella habitación, donde dos cuadros enormes le miraban como vigilándolo.
Las mañanas de los domingos eran siempre así.
"Feet". By me. |
Esos dos cuadros, grandes y de marco negro, ambos al mismo tamaño. Se veían el uno al otro, frente a frente. Pero el verdadero reflejo (por los cristales) era el del rostro de David; apurado, ligeramente preocupado y un poco acostumbrado al desvelo de la noche anterior. Sus ojos, rojos e hinchados, no permitían que la luz de la ventana, sobre sus cabezas, entrara en su totalidad.
Otro, beso, las dos manos; una en la cintura y la otra en el pecho, se olvidó de los mensajes de texto que no le hacían disfrutar esas mañanas de domingo.
Otro beso más, quizá un poco más intenso, le tomó por la cintura, la acerco a la suya, sólo para intentar dormir “otro ratito”. Sus cinturas estaban frente a frente, simulando el par de cuadros de marco negro, que estaban colgados en la habitación.
Y. Franchini.
Noche de primavera, 2012.
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