Mientras disfrutaba de la suave reacción de temblor que le provocaba el frió, dejo caer la toalla hasta sus pies, y se dirigió a cerrar la ventana.
Cuándo la noche calló, se propusieron comprar golosinas como aditamento en el motor para "disfrutar" de la fiesta, -¡Gomitas, Gomitas, Gomitas!
Gritaba Saúl a los que le acompañarían la noche de la camisa de cuadros, donde mas tarde entablaría conversación con Enrique, a quien le pondría un puño sobre el pecho, para decirle -Para cuando encuentre a alguien que logre llenar lo que sentí, estarás muy lejos.
No sólo se desmoronaron las golosinas en su estomago, también la camisa a cuadros, que ya no parecía haber ganado la batalla de esa noche.
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